Publicado Diciembre 07, 2022 | Pastor Michel Calle

36. VERDADEROS ADORADORES

Juan 4: 24. “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”

Si Dios es Espíritu, entonces aquellos que lo adoran, por Su naturaleza, deben adorarlo, y si lo adoran, en espíritu y en verdad deben hacerlo.

La verdad que nuestro Señor pronunció no era desconocida en el Antiguo Testamento.
Desde Génesis hasta Malaquías, se da a conocer el Espíritu y la espiritualidad de Dios.
Jesús generalizó estas enseñanzas, sacándolas de la oscuridad y la negligencia de la interpretación humana, dando al hombre una respuesta de la eterna verdad divina.

Los que por la gracia han obtenido revelación de las Escrituras han obtenido conocimiento de Dios, ahora verdaderos adoradores saben a quién adoran.

La palabra de salvación inicialmente era de los judíos y llegó a otras naciones a través de ellos.
Cristo prefirió justamente el culto judío antes que el samaritano, pero aquí habla del primero como algo que pronto desaparecerá producto de la desobediencia de los judíos.
Dios estaba a punto de revelarse como Padre a todos los que le creyeran en todas las naciones.
La mujer samaritana miro a Jesús como un hombre más, por esto no se enfrento a su pecado.
Pero Cristo le hablo revelándose a ella más plenamente de lo que había hecho hasta entonces a cualquiera de sus discípulos.
Aún cuando era extranjera y una samaritana hostil, y el mero hecho de hablar con ella se consideraba una deshonra para nuestro Señor Jesús en su condición de judío.
Lo que nos muestra que ningún pecado pasado puede impedir que Él nos acepte, si nos humillamos ante él, creyendo que es él Mesías, el Salvador del mundo.
El espíritu y el alma del hombre, al ser influenciados por el Espíritu Santo, debe adorar a Dios y tener comunión con él.
Las acciones espirituales, tal como las oraciones fervientes con súplicas, unto al testimonio de vida, son el culto de un corazón recto, en el que Dios se deleita al ser glorificado.

Dios es Espíritu, esta es una confirmación extraída de la naturaleza misma de Dios.

Como los hombres son carne debido a la ciada, se deleitan en aquellas cosas que corresponden a su propia naturaleza.
Por lo tanto, surge la iniciativa de adorar a Dios con obras llenas de exhibicionismo, adulación con motivaciones herradas, pero que no tenían ni tienen solidez.
Pero se debe saber que Dios, no puede estar más de acuerdo con la carne que el fuego con agua.
Lamentablemente el ser humano caído y muchos creyentes están tan cegados por su orgullo, que no tienen temor de someter a Dios a su opinión, o más bien a sus deseos carnales e ilegales.
Lo que ellos buscan es gratificar a su conciencia carnal solamente.
Además, debemos recordar buscar de su palabra, la regla por la cual somos gobernados.
Cristo simplemente declara aquí que su Padre es de naturaleza espiritual y, por lo tanto, no se conmueve por las actitudes y asuntos frívolos de los seres humanos, que, por su ligereza y la inestabilidad de su carácter, no lo son.

Mateo 22: 37 y 38

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y grande mandamiento”